Grupo1: La influencia de las redes en la sociedad
Las redes sociales han transformado profundamente la manera en que vivimos, al punto que hoy resulta casi imposible imaginar un mundo sin ellas. Nos permiten estar en contacto con personas al otro lado del planeta, compartir ideas, emociones, momentos, proyectos, y acceder a información en tiempo real. Gracias a ellas, podemos dar voz a causas que antes eran invisibles, generar movimientos sociales, denunciar injusticias y visibilizar problemas urgentes. Sin embargo, junto con estas oportunidades, vienen también grandes desafíos.
Las redes no solo reflejan la sociedad: la moldean. Las fake news, es un claro ejemplo de como nos pueden llevar a la mentira hasta a creernos lo que nos digan, esto es peligroso y debemos de saber contrastar la información. Por eso, la responsabilidad individual y colectiva en el uso de las redes es fundamental.
Necesitamos desarrollar un sentido crítico: aprender a distinguir información fiable de la falsa, a ser conscientes de cómo nos afecta emocionalmente lo que consumimos, a usar estas herramientas para construir, no solo para consumir. Las redes pueden ser espacios de encuentro, aprendizaje y creación, pero solo si asumimos el reto de usarlas de manera ética, reflexiva y consciente. La sociedad digital no es algo ajeno: somos nosotros mismos, reflejados en pantallas.
2. Influencia de la comunicación en la sociedad red
Hoy vivimos rodeados de mensajes que circulan a gran velocidad en un mundo hiperconectado. Esa constante comunicación nos da acceso a mucha información, pero también nos puede abrumar y confundir si no aprendemos a filtrarla. En esta sociedad red, no basta con leer y compartir: es necesario reflexionar, entender los contextos y no caer en la superficialidad. La comunicación no es solo intercambio de datos, sino construcción de sentido. Saber usarla bien nos ayuda a mantenernos informados, dialogar y participar activamente sin perdernos en el ruido.
El problema no está en las redes en sí, sino en el uso que se hace de ellas. Los menores, en su búsqueda de aceptación, popularidad o pertenencia, pueden tomar decisiones impulsivas sin medir las consecuencias. Muchas veces no comprenden que lo que suben a internet puede permanecer allí para siempre y ser visto por personas que no siempre tienen buenas intenciones.
Por eso, más allá de imponer restricciones, es fundamental educar en el uso responsable, fomentar el pensamiento crítico y generar espacios de diálogo. Acompañar a los menores en su vida digital significa estar presentes, ayudarles a reconocer los riesgos y fortalecer su autoestima para que no dependan de la aprobación virtual. Solo así lograremos que las redes sociales sean herramientas de crecimiento y no de peligro.
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